En la comunidad LGBT+ celebramos el 28 de junio de 1969 como el inicio del movimiento por nuestros derechos, fundamentado en los disturbios de Stonewall en Nueva York. Son más de 50 años donde ha habido grandes avances: desde la eliminación de la homosexualidad en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud en 1990, hasta la aprobación del matrimonio entre parejas del mismo sexo en 2001 en Países Bajos.
Así como ha habido grandes avances para la comunidad LGBT+, también lo ha habido en la tecnología. Hace 20 años, cuando “salí del clóset”, los robots sonaban a cuento de ciencia ficción y el concepto de Industria 4.0 ni siquiera había nacido.
Hoy en casi todas las grandes plantas del mundo hay brazos robóticos que facilitan la producción, la automatización es cada vez más parte de nuestra cotidianidad y en la actualidad casi llegamos a 30 países que han aprobado el matrimonio legal; desde Canadá, el primero en el continente americano en 2005, hasta Argentina, el pionero en América Latina en 2010 (en nuestro país son ya 13 las entidades federativas que lo reconocen; la primera fue la Ciudad de México en 2010, junto con la adopción homoparental).
A pesar de todos los avances que hemos dado a nivel global, las parejas del mismo sexo somos todavía criminalizadas en más de 70 naciones alrededor del mundo y tenemos poca participación en algunos sectores, como el de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Ese hecho, sin duda, debe cambiar.
Un estudio citado por el Foro Económico Mundial señala que si Estados Unidos promoviera con más ahínco la incorporación del talento LGBT+ — en especial en estas áreas— podría incrementar su PIB en más de 9 mil millones de dólares. Los números son claros en ese sentido, pues las empresas con políticas de inclusión LGBT+ tienden a innovar más.
Un estudio reciente de la Universidad de Otago, en Nueva Zelandia, analizó el Índice de Complejidad Económica y la relación con el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Lo que encontró es una conclusión similar: en los países donde hay mayores esfuerzos de inclusión de comunidades LGBT+, el indicador de innovación suele aumentar. Igualmente, hay múltiples artículos que destacan cómo la comunidad LGBT+ de San Francisco, una de las más icónicas del planeta, tuvo una participación fuerte en la construcción de lo que hoy es Silicon Valley.
Actualmente, el sector de la Industria 4.0 en nuestro país —y debo decir, en el mundo— está regido principalmente por modelos poco inclusivos y las carreras STEM continúan con patrones heteronormativos. Con el objetivo de implementar un cambio de paradigma e iniciar acciones en este sentido, Industrial Transformation México, la feria líder de la Industria 4.0 en el país, contará con un panel sobre Inclusión LGBT+ en la Industria 4,0 como parte de su programa de conferencias, el cual se llevará a cabo en Poliforum León, Guanajuato, del 7 al 9 de octubre de 2020, donde abordaremos con más detalle cómo impulsar a la comunidad LGBT+ en esta industria. Visita www.industrialtransformation.mx
POR ITZIAR GÓMEZ JIMÉNEZ
DIRECTORA DE MERCADOTECNIA Y COMUNICACIÓN
DE HANNOVER FAIRS MÉXICO
COLABORADORA
eadp